Para la mujer en mis espejos,
reflejo
de la noche,
ingobernable
gota
que cae
sobre sí misma
tañendo
la desnudez
de mi
sueño y mi vigilia:
máscaras,
sombras;
ecos del
jardín;
reflejos
que desconocen su rostro,
no así
sus misterios de bruma
engarzados
a mi garganta;
pupilas alumbradas
en el
cuello del asombro
o del
deseo,
ella
espejo que no
cesa
de sangrarme y degollarme
en
distancias desiertos
derramados
del ojo
que
codician un espejismo,
boca y
redoma de su sed.