
Recostada sobre mi pecho,
en la risa de tu edad me dijiste
¡mátame!,
pero qué sabes de la muerte;
tu cuerpo es una plaza de pájaros,
de senderos abiertos, sin término.
Me miras como crees que se miran
las cosas importantes:
llenas de polvo la palabra
con la torpeza de la solemnidad.
Yo entonces surco tu cabellera,
tu labio inferior, tu cuello;
la Codicia va descendiendo por ti…
Susurras que te mate…
pero en tus ojos
un parque se columpia.
Y tú no lo sabes, cómo podrías;
y yo quisiera negarla, negar esta muerte
que hace tiempo
se acuesta entre nosotros.
La Fotografía es de Miroslav Tichy
ResponderEliminarya puuubliiiiiica un poemaaaaaarioooooo!!!!!!!!!! >.<, no me bastan tus entradas de blog =(
ResponderEliminarSammm