Viens ,
mon beau chat sur mon coeur amoureux;
Retiens les
griffes de ta patte,
Et
laisse-moi plonger dans tes beaux yeux,
Mêlés de métal
et d’agate…
Baudelaire.
El gato
Un
trazo o el silencio de tu cabello,
el
maullido rubio de tus muslos
surgido de
las niñas
de tu entrepierna:
soles
que sólo tus ojos compiten en oros
y
en tormentas,
en noches;
sobre
todo en ésta en que mi mente
es
zarpada por tu mirada de ágata,
por
tus senos
―abejas obscuras me zozobran la boca.
Recorro
el ronroneo de tu cuerpo
desde
las lunas de mi espalda,
desde
dentro y hacia dentro,
desde
afuera y hacia fuera de mí;
vértebra
a vértebra carcomiéndome
tú,
toda tú,
lames mi lengua,
las
garras rojas de mi tacto;
insomne
felino en y al acecho,
desde
y para las sombras de tu carne.(Textos de mi pubertad, que niego pero a ellos no les importa, me persiguen y exigen su memoria -y la verdad a este texto le tengo mucho cariño). Lo escribí hace más de diez años, quizá quince, cuando Baudelaire era toda la poesía que un joven necesitaba para arder.
Sólo puedo decir: "miau"
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