sábado, 4 de diciembre de 2010

ÉCHAME UNA MIRADA AL MENOS DE…


A veces me descuelgo del alumbrado eléctrico, sólo a veces, cuando el vértigo me hace mirar hacia abajo; entonces veo cómo mi sombra se columpia en las paredes, en el pavimento, en los parabrisas de los coches estacionados, en las miradas de los conductores que tienen mucha prisa y yo siempre he sido muy lento para atravesar las calles, para decidirme entrar en algún bar o para salir de él. En ocasiones ni tomo, porque ya voy ebrio de tantas cosas y quiero pensar que el camino me ayuda a irlas dejando, pero sé que es un espejismo, porque el caminar no hace más que hacerlas girar y girar en mi mente.

Cuando de verdad noto que estoy jodido es al llegar a Bellas Artes, digamos que es el punto de todas mis catarsis. Siempre me ha gustado sacar muchas fotos o ver a las mujeres pasar, me complazco en la belleza, es quizá una de las pocas cosas que aún me ponen contento. Colecciono cuerpos, rostros, a veces una sonrisa y si no lo hago, si llego con este pinche frío de invierno a sentarme en alguna de las jardineras del palacio y ni siquiera me fijo en el peso de un perfume o en la carcajada de un esmalte de uñas es porque realmente estoy fregado.

Y hoy precisamente estoy así porque necesito que me echen aunque sea una mirada de arriba abajo; bueno, el plural fue una putería de mi parte, porque realmente lo que quise decir es que necesito que tú me eches una mirada de arriba abajo y…

Es por ello que no quisiera tener que salir hoy, precisamente hoy, hoy, hoy que tengo que ir al centro y cumplir con esos rituales sociales; temo no querer fijarme en nadie más, de comprobar esta jodidez tan rotunda como la de mis bolsillos, como la de mis zapatos o la de mi cara recién rasurada.

Ya veo mi mano que sostendrá una cerveza tratando de ser parte de algo, de pertenecer a un grupo de gente: sonriendo alguna gracia, tararear las mismas canciones de siempre, poner la sonrisa como puerta cerrada a las preguntas.

Sé que tomaré tratando de mendigar algo de olvido, pero en mi tacto –porque sé que la vida no da tregua- no el olvido, ni el vidrio de la cerveza sino la humedad que imagino en tus labios, la de tu entrepierna que se agita quizá como los gatos que no se dejan definir hormigueará en mis manos. Y entonces pediré otra y otra más para traerte a mi lengua que ya habrá olvidado el peso del alcohol, pues serán tus senos, tus muslos, tus glúteos ebrios de ambar, de ciudad a las doce del día, de pared empalada por la miel negra de tu aliento lo que calara en mis huesos por cada trago que tenga que pagar por traerte a mi lado, para imaginarte en los reflejos de la ventana donde mi rostro dejará de tener un reflejo triste, pues tú te agitas en todas esas cosas solitarias, abandonadas en los ángulos de polvo que sólo yo veo entre el tintineo de sonrisas, entre los bailes, entre bar y bar que enmascaran esos silencios que señalan tu presencia y mi ausencia mientras choco la botella y digo salud y tú te adelantas al ruido, a la palabra, a la fiesta y por eso mi voz surge entrecortada porque una parte se ha quedado esperándote en ese rincón donde nadie más sino tú, sólo tú puede reclamar como suyo.

Y probablemente, porque de verdad sé que es muy probable, me diré esos versos en medio del griterío de mi carne o quizá me torturen en voz alta: “échame una mirada al menos de arriba abajo, mira cómo estoy de cabo a rabo…” y habrá quien -porque así son los amigos- que derrumbe mi felicidad con alguna de sus puterías tan oportunas y yo tenga que aplaudir la gracia y volverte a guardar únicamente para mí, en esos ángulos, en esa soledad que se humedece de mis labios hacia dentro.

3 comentarios:

  1. Creo que la foto es muy famosa, pero por si alguien no la conocía, o no sabía de quién es, les pongo el nombre: Henri Cartier-Bresson

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  2. ME ENCANTTOOOO COMO SIEMPRE!!! ME ENCANTA LEERTE!!! DISFRUTO!! Y SI ME PERMITES SEGUIR ECHANDOTE UNA MIRADA DE ARRIBA A ABAJO..SERA UN PLACER!!

    BESOS!!!

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