Joselo Gómez
En una generación que, gracias al imperante
dominio de los medios tecnológicos de información, ha desarrollado
significativas capacidades para lo visual y para lo plástico, las propuestas
artísticas pueden ser recibidas con relativa facilidad. Las redes sociales como
Facebook, y los medios como internet difunden propuestas interesantes de
colectivos surgidos en las grandes metrópolis culturales de Occidente que, al
llegar a nuestro país, vuelven controversial el modo en que percibimos la
dinámica cultural de nuestro mundo.
El hecho es uno, pero sus lecturas pueden ser
muy diversas. El colectivo Improve Everywhere de la ciudad de Nueva York se
dedica a organizar “misiones, escenarios que creen caos y diversión en espacios
públicos”. El colectivo tiene un buen número de seguidores en las principales
ciudades del mundo y sus “misiones” son ciertamente caóticas, divertidas y
disparan todo género de opiniones.
Estos “escenarios” pueden encasillarse en la categoría del performance y
responder, hasta cierto punto, a una finalidad estética que el mismo colectivo
define como “divertir y entretener” al público.
En esta ocasión se trataba de hacer un viaje en
el Metro vistiendo ropa interior, cuando menos sin pantalones. Nuestra capital
recibió también la información, y un buen contingente de jóvenes acudió: las
cifras no son oficiales, pero se habla de medio millar de participantes. Las
réplicas, los disgustos, el asombro y también la no muy legítima aprobación no
se hicieron esperar. En un país como el nuestro, un hecho que debería ocupar unas líneas y tal vez una fotografía de la
sección local, quizá hasta cultural de un periódico se convierte en un escándalo
en las redes sociales, y seguramente también en los grandes medios de
comunicación, en cuanto las televisoras vean lo redituable de la “noticia”. Un
hecho como éste perdería su carácter noticioso si recordáramos los antecedentes
casi inmediatos y mucho más
radicales de los desnudos de Spencer Tunick en el Zócalo, o bien, la duradera
manifestación de los 400 pueblos en el Monumento a la Madre; además este es el
décimo año que Improve Everywhere organiza este “happening”.
Más allá del
carácter noticioso de este fenómeno, debería preocupar el contenido de la opinión que genera.
En fuentes serias como la página de la revista Proceso, uno de los comentarios dice: “Que se los bajen del metro y
que, se los metan en la carcel por pornográficos! A las muchacha no! [sic]. En
la del periódico El Universal, que tiene muchas más consultas, hay comentarios
serios y bien escritos, que toman el fenómeno con más distancia; pero también
se pueden leer aquellos donde se expresa la violencia hacia ciertos sectores
sociales, principalmente mujeres y homosexuales:
Y por supuesto, los putitos
no se hicieron del rogar para exhibirse y deschongarse como les gusta. Haz
patria mata a un puto...
puros hombres guacala y las
fotos de las mujeres que..................... [sic]
sirvio para que se colaran
marimachas y gay que tristeza [sic]
Los comentarios son reflejo de la enorme
cantidad de prejuicios que siguen pesando sobre colectividad mexicana, todos
los cuales generan intolerancia y violencia. Y aun así, más allá de las
posturas de los comentaristas, preocupa la intención de los receptores de la
información, condicionada desde su emisión. Los medios electrónicos tienden a
vender información a través de las imágenes, expertos como los de Yahoo! conocen bien las formas más efectivas para difundir información como son las
fotogalerías, pues cada click genera ganancias. La mayor parte del público no
opina sobre el evento en sí y mucho menos sobre lo que significa; es muy
probable que muchos visitantes de los sitios ni siquiera lean las notas: ven
las fotos y comentan sobre a quién se cogerían (este es el lenguaje que usan),
sobre quién está mejor, etc. Si los comentarios vinieran de una percepción de
la noticia como algo lúdico o poco serio, tal vez podrían entenderse. Lo que no
se entiende es la indignación de la gente que apuesta por los buenos principios
y repudia el acto, ya no por lo que representa moralmente, sino porque los
fotografiados “están feos, gordos o seguramente son homosexuales “, mientras
que las fotografiadas recibieron comentarios que van desde un “mami”, hasta un
“puta”, pasando por el inteligentísimo “por eso las violan”. Punto y aparte
requeriría hablar de cómo se manifiestan los “defensores de la decencia”, los
“elitistas” que califican a los participantes de “indios, ninis o nacos”.
La ignorancia y los prejuicios expresados son el
reflejo inmediato de un pueblo ignorante y enajenado con información de muy
poca relevancia, pero con un gran valor de cambio.
Y así como los medios ven mercancía en la
información, también los movimientos artísticos pueden cuestionarse en este
mismo renglón: ¿cuántos de los participantes estaban seguros de lo que querían
expresar quitándose la ropa? ¿Cuántos lo hicieron con auténtica convicción
estética o ideológica? ¿Hasta qué punto este tipo de manifestaciones son la
expresión de un arte hecho sólo para divertir y entretener, con cierta
irreverencia, pero sin ningún compromiso social y sin poner en crisis los
límites de lo permitido? La organización, hasta cierto punto restringida, del
evento puede revelar un carácter contracultural; sin embargo, su superficialidad,
su pronta dilución y la velocidad con que su realización dará enormes ganancias
a las compañías de medios informativos podría decirnos que algunas manifestaciones cumplen con los
requisitos del arte “subversivo” de la Posmodernidad: irreverencia, falta de
compromiso social y cultural, intrascendencia, y fácil mercantilización, como todo producto "pop". Sólo
cabrá preguntar si, de verdad, recorrer unas cuantas estaciones del Metro en
calzoncillos es una experiencia liberadora o es tan sólo un desmadre chido que
recordaremos cuando lleguemos temprano a la oficina con la corbata
impecablemente planchada.
Joselo Gómez nació en el DF, en 1984. Desde niño ha sido aficionado a
la lectura. Ha cursado e impartido algunos talleres literarios. Estudió la
Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas por la UNAM y participado en
varios eventos literarios, así como en diversas publicaciones independientes.
En 2010 recibió Mención Honorífica por su participación en el Concurso 41 de la
Revista Punto de Partida. Actualmente se desempeña como profesor de Literatura,
estudia la maestría en Letras en la UNAM y es traductor y editor de textos.
A DE SER PUÑAL EL PROFE JAJA
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