Mi obligación es dar educación al pueblo. Llevarlo
rectamente por la senda del bienestar común. Lo que el país necesita es mano
firme para que podamos, todos juntos, alcanzar las metas que el tiempo nos
exige.
Querían apoyo a la educación,
intercambios estudiantiles. Allí van unas centenas de granaderos a CU, para intercambiarlos por algunos estudiantes y que conozcan nuestro bunker. La policía en Ciudad Universitaria está para que
los cuiden, para que los encaminen a sus clasecitas, para que se sientan
protegidos. La libertad será prioritaria en mi gobierno y para ello toda la
ayuda de la que disponga será poca para democratizar un país tan apaleado y
amordazado.
La cultura será otra de mis
prioridades. Como ya vieron mi primera acción fue el apoyo a la dramaturgia y
por ello mi interés en los hombres de teatro, en particular con el colegio de
Letras Dramáticas. Lo que busco es que se comprometan con su papel, que las
lágrimas sean creíbles, que el dolor, la sangre no se vea falsa. Lo que busco
es que el teatro, una de las siete musas, nos haga sentir a través de sus
cuerpos la explosión, la famosa catarcrisis que tanto mentaba el filósofo romano,
Sócrates. En un libro que leí y que cita otro libro famoso que tengo a bien resguardo en mi casa.
Todos necesitamos una catacrixis, una
expiación y la mía, la que ofreceré en mi sexenio será a través de las artes.
Por ello uno de mis compromisos será, con ayuda de un equipo especializado
integrado por: Monseñor, Felipe Castu Mochi; la directora de Juventudes
cristianas y de la casa de la roca y el agua: Virginia Columba Pura; y mi
esposa, la primera dama, especialista en arte dramático; seleccionar qué obras
teatrales y películas y espectáculos son dignos para el pueblo de México.
Lo que mi gobierno busca es curarnos
de tanto odio, de tantas arbitrariedades y por ello la violencia tendrá un
nuevo cause en mi gobierno, pues será parte consustancial para la formación de
nuevas generaciones, para sanar tanta inconformidad, tanto grito, tanto odio
que lo único que han hecho ha sido despeinarnos. La misión de este gobierno
será unificar al país. Las rupturas, los puntos de vista contradictorios serán
cosa del pasado.
México necesita retomar el cause
hacia la democratización que se ha ido perdiendo sobre todo, y es lamentable,
en las casas de estudio. La educación parece haber retrocedido hacia un estado
de barbarie. Mi misión es devolverle su brillo, quitarle todo el óxido que la
ha ido carcomiendo a lo largo del tiempo, por ello haremos algunas visitas para
estar más de cerca con los futuros gobernantes de este país y poder sanear sus,
nuestras universidades.
Una acción concreta será que en los
puntos de reunión de cada facultad se establezcan otros tantos de control donde
la fuerza pública, oportunamente, pueda ayudar al universitario en caso de que
su libertad de expresión quede maniatada por sujetos ajenos a todo
procedimiento democrático y universitario. También se instalarán cámaras en los
salones y en los pasillos, no importa el gasto, para salvaguardar la integridad
del conocimiento.
Por tal motivo, la violencia no
estará fuera de la ley, al contrario la pondré a la disposición de todos los
mexicanos. Pero un bien no se puede dejar así a la buena de dios, por ende, el
único que la podrá administrar será el gobierno con total apego a la ley y al
bienestar civil.
El primero de diciembre fue una
muestra del interés que tengo en México, del cambio que busco y que merece el
país. En vez de que la policía tanto federal, como la del gobierno del DF
estuviera a mi alrededor, cuidándome, preferí que lo hicieran con la gente que
salió a las calles con motivos de mi toma de protesta. No podía corresponder
con menos a tan grata manifestación de júbilo que marchaba por las principales
arterias de esta ciudad, que aunque perredista, la he adoptado como mía, claro
con la aprobación del jefe de gobierno, porque estamos, jóvenes, en una
democracia institucionalizada.
Si hubo algunas detenciones, fue para salvaguardar el bienestar de
la mayoría, por ello la fuerza de seguridad pública, siguiendo órdenes precisas,
iba protegiendo a los cientos de personas, es falso por supuesto que la mayoría
fueran estudiantes, para que esos salvajes, drogadictos, sacrílegos, ateos, esos
vándalos, esos destructores de la paz, esos monstruos que casi aniquilan el
patrimonio de la nación, de todos nosotros no les hicieran daño a tantas
familias y niños que iban con la frente en alto en espera de un mejor futuro,
que yo, desde mi campaña me comprometí en dárselos y si así no lo hiciese que el pueblo y la Revolución…
Termino este pequeño informe, con un agridulce sabor de boca. Me duele México y más al ver la anarquía de esta juventud
descarriada, que no entiende de razones, pero nadie dijo que gobernar fuera
fácil, como tampoco lo fue tomar este tipo de decisiones con los detenidos, todo dentro del cause de la más estricta legalidad y conforme a derecho. Pero confío que
nuestro sistema penitenciario pueda dar educación y cultura y la ternura que
les hace falta a esas “almas descarriadas” para que muy pronto, en cuanto
terminen de cumplir su justa condena, retornen a la vida pública, llenos de
esperanza y fe en su país, nuestro país que también los necesita para que
juntos salgamos adelante.
Muchas gracias.
Muchas gracias.
Un texto plausibilísimo, señor presidente, ha sacado usted una estrellita de oro desde el primer día, que ha sido tan brillante como su copete o las (disculpe usted) nalgas desnudas de la primera dama. Tenemos fe en su gobierno, en su mano firme de muñeco mattel y en la unidad de la gran familia mexicana, que el chaparro que acaba de salir no supo unificar. Y duro con esos vándalos, enséñeles como a los de Atenco lo que es ser gente de bien.
ResponderEliminarEs un gran texto satírico,vago, deberías publicarlo en algún otro medio,¿ o te da miedo embarrar tan joven tu reputación, españolito?