lunes, 12 de septiembre de 2016

OJOS DIABLO








Me miras y no sé si es tu mirada el calambre que siento atizando la verga.

No es tu lengua, no.

Ella estimula otra necesidad, otra herida que requiere estar lubricada y tiene la forma de una oreja enloquecida, de un susurro arrancado de todas partes, incluso de tus ojos. 


Qué tremenda distancia abren de mi piel a la tuya.


Si fueras sólo ojos,

si creyera en el papel azul de tus lágrimas

o en el monstruo que me mira desde ellos,

doble mirada que oculta ¿cuántas mujeres?,

¿cuántos de mis propios deseos

engrapados en las violencias de esta ciudad?


Qué ganas de lamer la frialdad de tu frente,

de embarrarme en tus perlas.

Apriétame el cuello, querida,

la sangre no escurre sola.

Desboca la última carta, la única que me ha salido ganadora.

Después cierra los ojos...,


vamos, linda, nada te va a pasar.

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