sábado, 4 de octubre de 2014

MONODIÁLOGO INTERIOR



-No es por allí, por ejemplo los jodidos…

-Pues bueno, es cosa de…

-Qué vas a saber si no puedes ponerle ni un vidrio a la ventana. Mira, ya se está pudriendo todo el sillón, el trapeador huele a charco, al menos exprímelo. Lo que pasa es que te gusta vivir en la porquería. Además es muy fácil hablar y escribir y “alzar la voz” por los que “no tienen voz” cuando nadie sabe leer y los que sí saben no van a andar perdiendo su tiempo en pendejaditas como tu blog.

-Primero organiza tus ideas, por favor. Empiezas hablando de los jodidos y luego me tiras mierda. Para eso están las tipologías textuales y los modales, hay que saber cómo argumentar, además para responderte con ciertas bases hay que leer a Bartra, al Paz no, a antropólogos e historiadores, ya nadie lee a Goldman, por ejemplo; porque la pobreza es una cuestión histórica y antropológica, no sabemos tasar, para usar tu léxico, la cultura milenaria de nuestro país, por eso no la cuidamos…

-Pareces nena, ¡modales!, no empieces con puterías. Lo de la cultura está allí y se cuida. ¿No has visto a los dos inditos en los restaurantes de Chon y Chano y en varios programas de variedad? Es más hasta en los partidos de futbol les hacemos homenajes, nos vestimos como ellos, hasta hay unos que parecen reencarnaciones del propio Cuitláhuac, sabías que significa caca sagrada.       Qué vas a saber. Al menos lee el “Selecciones” o el “Saber ver” o esa revista “Algarabía” y claro que sé de la cultura y su importancia, allí están los museos en Reforma, las enchiladas, las salsas, las gordas, las trenzas, el pulque. A los indígenas se les valora con todo y huaraches, hasta adaptamos su ropa a la nuestra, les rendimos tributo.

Se les cuida y los respetamos, pero ustedes tratan de meter todo con calzador, quieres que respetemos sus costumbres cuando no son las nuestras; o qué, por una vaca cambias a tu carnala… No, no, pero eso es querer intervenir en su cultura, eres igual de paternalista que el  pinche gobierno del que tanto te quejas. Nuestros mundos son muy distintos, por ejemplo se sobresaltan de que anden descalzos cuando a ellos ni les importa, no tienen nuestros pies, si los tuvieran pues sí, hay que preocuparse, a nosotros una piedrita nos raja el pie, mientras ellos quiebran la piedra con sus plantas callosas. Estamos hechos de diferente forma; muchos de ellos viven más que nosotros, sus huesos son más recios, el pellejo es grueso, grueso, curtido, no comen azúcares, son más sanos; ellos no conocen eso de cáncer de piel ni todas esas enfermedades que nos cobran factura. Su constitución es así, no es que estén mal nutridos, digo, tampoco los quieras altos y de ojo grande, ni que fueran norteños. Además en el ojo está la hechura, y todos tienen ojos de chino y no me vengas con que no se parecen a los chinos, tanto pinche chino ha existido y hay para que nosotros no descendamos de los chinos. Además, sí, en parte la culpa es de la televisión, los ha puesto como sufridores o como pendejos, como unos angelitos donde no cabe la malicia, y todo ser humano es un cabrón, o ¿a poco ellos no cogen, no matan a machetazos, no envidian, no son celosos? No, no, eso de que sigamos teniendo una visión a lo Tizoc del indio es una idiotez.

Sí, al igual que todos, se sufre. Pero nadie puede ir sufriendo minuto a minuto toda la vida, uno terminaría dándose un balazo o volviéndose loco. Además se sufre más en una oficina o siendo un güero memelas desempleado; digo, yo no puedo  ponerme un sombrero y pantalones de manta y rogarle a la providencia que me dé de comer, si yo estiro la mano cuántos no me dirían que me ponga a trabajar, que aún estoy joven, mientras a un indígena de antemano sabemos que nadie los contrata y entonces es normal que estiren la mano. Hasta en eso salimos perdiendo, ni disfrazados nos dan limosna… No mames parezco oso, y para menonita me falta el pinche olor quesero y algunos kilos menos, y bueno yo, afortunadamente, sí me baño y no me acuesto con mis primas, bueno sólo una vez, pero era un parentesco lejano y eso es muy a la Europea.

Ellos saben ganarse la vida mi buen, su cuerpo está hecho para el rebozo y el sombrero, para ir descalzos y aguantar cinco, seis chamacos, además así es su cosmovisión, se la pasan cogiendo esperando que algún hijo los mantenga de viejos. Uno nació diferente aunque igual que jodido y eso sí hay más racismo entre nosotros, somos más sectarios, ahorita ni la pinche universidad nos asegura trabajo. Yo que sí estudié una buena carrera veme, nada más sigo haciéndole al pendejo con esto del freelance, aunque bueno, si me comparo contigo estoy en el paraíso porque no mames, quién te va a pagar por leer. Todos los de tu facultad cómo se hacen pendejos, cuando se les termina el porro de tanta hambre se han de comer los piojos del “compa” que tengan al lado y después, qué…, nada, no saben más que hablar y hablar, pura baba de perico. Es cierto, sí, no lo niego que hay unas viejas bien caderoncitas y otras que ni llevan bra y están así medio hippiosas que cómo no, pero  para eso están las masivas, no por ello me voy a meter a estudiar letras o historia o filosofía, esos últimos sí son infumables, en primera ni se les entiende y si se les entendiera puras idioteces escucharíamos…

 Pero unos y otros, sí también tú, son bien chillones sobre todo con el asunto de las becas. El gobierno la verdad les da las dos manos y se quejan del paternalismo pero qué harían sin él; porque dime, si no los mantiene el gobierno que con el FONCA, que con el CONACYT, quién lo haría. ¿Ustedes para qué sirven?, un empresario para qué los contrataría si no saben tender ni su propia cama. El gobierno no puede mantenerlos a todos ni para toda la vida. La verdad o terminan vendiendo sus propios libritos o poniendo un puesto de fritangas, al menos aprende a bolear zapatos.

Ni digas, a ver se te acaba el doctorado y qué harás, mucho título y todo pero nadie te contra, se invierte a lo pendejo en ustedes porque no sirven, no producen. Sí, es muy bonita la cultura, no soy pendejo, me gusta como escribe el Márquez y Cortázar y Sabines;  allí están también los Mayas y los Aztecas y los Totonacas, perdona la risa, no te ofendas tampoco, eres bien sentido, pero es que suena recagado: To-To-Naca. No, no me burlo, todos nosotros tenemos algo de totos, aunque algunos más de nacas.

Eres bien jarrito de Guadalajara con razón te dices poeta, son reputos, luego hasta se hacen de golpes por un escritor pero cuando de veras vale el pedo dar la cara ni sus luces. Y por cierto, hay una cosa que nunca he entendido, por qué se dicen humanistas o qué es ser humanista, digo todos somos humanos o ustedes son diferentes, ¿están embarrados por el culito de Dios?, o porque eres léido e inscríbido ya eres otra raza. Los libros no cambian a las personas, no sufres una metamorfosis por leer; si te ven en la calle te tratan igual que a mí, nadie en el metro te dice: pásele usted poeta o maestro, siente sus nalgas sabias por favor o déjeme recoger mis lonjas para que quepa, mejor, espere: señores, ¡señores!, bajémonos, bajémonos para que tenga el suficiente oxígeno nuestro sabio, nuestro Blue demon del saber. Ustedes no tienen nada de especial, nadie ve su aura de sabiduría y a las mujeres eso les tiene sin cuidado, además son tan mamones.

A uno no los cambia el leer o no Robert, entiende, no seas pinche necio. Lo que a uno lo va cambiando es la muerte de las personas queridas, las enfermedades,  el hambre. Y no me digan que no te vendes, que conservas tus ideales, qué es entonces el calificar exámenes o aceptar planes de estudios mediocres para que salga más gente mediocre como yo o como tú o pasar a huevo a tus alumnos porque así te lo piden los que te contratan; gracias a eso tienes tu ropita y tu café artesanal y tus pasteles orgánicos y tanta chingadera que se han inventado y están igual o más enajenados que yo que compro nescafé.

 Pero hablábamos de los indígenas. Mira, tú y yo estamos más jodidos que ellos porque ellos con sus pocos recursos saben salir adelante, además yo no he visto un solo indio muriéndose de hambre o de frío, ellos saben mantenerse calientes, parece que la ciudad les cae mejor que a nosotros, cada día hay más en la Plaza Mayor, en Bellas Artes, en los metros, en los parques, aunque algunos ni indígenas reales son, los únicos que sí, segurito, son los que hablan como si tuvieran una flauta encajada en el hocico, hasta se oye bonito, pero no llego hasta el extremo, como algunos, de decir que x o z lengua indígena parece francés, que no mamen, si ya te dije que se parecen más a los chinos.

Por ejemplo tú no pensarías en orinarte para mantenerte caliente, verdad, sí muy prole pero bien puto; ellos sí, se orinan poquito para que el calor de sus cuerpos se expanda un poco, se cubren de cartón y se ponen bolsas en los pies para no morir en el invierno. Lo que no me gusta es que se orinen en los monumentos, aunque esos son los niños de la calle, que la verdad muchos de niños tienen lo que Chavelo. Pero allí sí, pinche gobierno, en lugar de ayudarlos regala becas a lo pendejo. El dinero sí, está bien mal repartido y más si uno como ciudadano no hace un examen de consciencia y ve si a lo que se dedica sirve o no, pero hay gente como ustedes que son bien egoístas, el arte sirve cuando el país está bien, cuando no lo está ni siquiera se tiene el tiempo, quién va a leer tus poemarios o tus cuentitos, ni digas, que ni siquiera tu propia madre te lee, nadie lee tus hojitas.

Pero regresando con nuestros chinos, por ejemplo, sabes de qué otras formas mantienen el calor, pues qué vas a saber si ni mirar sabes. Mira tengo una teoría y hasta te la regalo para que te sirva de cuento, igual ganas un concurso y ya chingaste, ya te sentirás parido por el propio Fuentes. Te decía, ellos cuando el clima se encabrona se van convirtiendo poco a poco en una especie de estatuas o bloques de piedra, una especie de gárgolas autóctonas, ¡qué importa el pinche animal!, alebrijes si te gusta más o xoconostles, da igual; pero el chiste de este acto de transformación es que todas las personas forman parte, les ayudamos vaya. El chiste radica en que no hay que mirarlos directamente o se termina el hechizo. Hacernos pendejos y no hacer ruido ese es el secreto, porque si nos movemos mucho o se dan cuenta que los miramos les empezamos a despertar el frío. Para qué molestarlos cuando están hibernando. Nuestro movimiento podría quebrar su estado de ídolo, de pípila prehispánico, romper el sueño de esa palma eternamente estirada que por cierto es horrible, da miedo cuando de pronto se empieza a agitar y es peor cuando son las mujeres quienes lo hacen, sobre todo si ya están viejitas, usan esos rebozos obscuros que les cubren el rostro y parecen ánimas del purgatorio, de esas que salían en las películas del santo, no las vampiresas, no mames, esas estaban rebuenas, las otras que parecían momias, momias antes de agarrar carnita o aquellas que salían en las películas del cine de oro, en blanco y negro.

Lo mejor es ignorar esas apariciones para que sigan durmiendo, para qué despertarles el hambre. Sí, es culero, pero no te veo haciendo nada por ellos,  por ejemplo tú que tienes la oportunidad de bañarte ni lo haces, a poco te vas a preocupar por la higiene de otras personas, y bueno ya mejor me callo que te estás poniendo azul de tanto querer opinar, a ustedes cómo les gusta hablar y tener la razón de todo hasta en las cosas más pendejas, pero en fin, anda, las topografías textuales y que más me decías del Bartra…






1 comentario:

  1. Hasta dejé de ver a los Steelers por leer tu pinche entrada! La voz de nosotros mismos juzgándonos, construída a veces por lo que le oímos a los demás, por lo que creemos que piensan de nosotros es la mejor autocrítica. Pero me gusta a mí la autocrítica de barrio, de conocimiento popular de sabio que se impone con el uso de la palabra, abofetéandote con sentencias. Creo que tu título no vende, el texto, en cambio, me fascinó. Así, como niño de secu: me fascinó, y ya.

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